El 2011 fue sin duda un año marcado por la educación en Chile y la repercusión que el tema generó en las universidades y el normal funcionamiento de los talleres de arquitectura y el proceso que implica realizar un proyecto a lo largo del semestre.
Sin afán de entrar en la discusión sobre educación, calidad o gratuidad, que corresponde a otro momento, me gustaría reflexionar sobre un tema fundamental dentro del normal desarrollo de un taller y un proyecto y que es el relacionado con el tiempo necesario que debe durar un normal proceso.
Uno de los impactos que genero el 2011 en muchos talleres de arquitectura en diferentes universidades del país, fueron los paros en las actividades de taller, los que muchas veces se interrumpieron por largos tiempos, fraccionando los procesos y que necesariamente debieron acortarse en 2 o 3 meses respecto de la normal duración para poder salvar el año.
Este tema me hizo reflexionar sobre la importancia que tiene el tiempo en la enseñanza de arquitectura dentro de un taller universitario. Antes de este año me parecía que 4 meses dedicado al desarrollo de un proyecto de taller era algo ridículo y excesivo, sin embargo, este año pude ver, como ayudante de taller de una universidad que estuvo 5 meses en paro, el acortamiento de la duración del taller semestral a sólo 2 meses con un mayor grado de intensidad, casi en un formato de workshop.
A pesar de que el número de horas dedicadas a taller podríamos decir que fue el mismo que tendría un taller en 4 meses, por el aumento en la frecuencia de las clases, se perdió notoriamente en reflexión y pensamiento en torno al proyecto de arquitectura, lo que en la mayoría de las veces repercutió en proyectos con un mayor grado de esquematismo y en alumnos con menor conciencia de sus decisiones por un tema obvio, y es que no hubo el suficiente tiempo de reflexión y ensayo y error dentro de sus proyectos.
Me parece que la educación de arquitectura se realiza en el tiempo y es quizás este factor el único elemento del que no podemos prescindir al momento de enseñar y realizar un proyecto en la universidad. Más que aprender arquitectura o como hacer algo, la universidad debe procurar entregar a sus alumnos una visión crítica y una madurez al momento de enfrentar y desarrollar un proyecto, y esos aspectos se logran sólo cuando se trabaja en el tiempo.
La enseñanza y el aprendizaje de arquitectura son un entrenamiento y para poder perseverar se requiere tiempo, no es algo que se estudia como otras carreras, es algo que se ensaya y en el que se aprende equivocándose.
